Mantener una oficina limpia y ordenada no solo mejora la imagen de la empresa, sino que también impacta directamente en la salud, el bienestar y la productividad del equipo. Sin embargo, en el día a día, se suelen cometer errores que comprometen la eficacia de la limpieza.
En este artículo, te contamos cuáles son los más comunes y cómo evitarlos para garantizar un entorno laboral verdaderamente saludable.
1. Usar productos inadecuados
Uno de los errores más frecuentes es utilizar productos de limpieza que no están pensados para ciertas superficies o necesidades. Esto puede dañar muebles, pisos o equipos electrónicos, y al mismo tiempo ser ineficaz para eliminar bacterias y virus.
Cómo evitarlo: asegurarse de usar productos certificados, adecuados para cada tipo de superficie, y que cumplan con estándares de higiene y seguridad. La capacitación del personal es clave en este punto.
2. Olvidar zonas clave
Muchas veces se limpia lo más visible, pero se dejan de lado las áreas de mayor contacto: picaportes, interruptores, teclados, teléfonos y controles remotos. Son superficies pequeñas, pero acumulan una gran cantidad de gérmenes.
Cómo evitarlo: incluir estos puntos en los protocolos diarios de limpieza, con especial atención durante épocas de alta circulación de enfermedades respiratorias.
3. No ajustar rutinas según la época del año
Las necesidades de limpieza cambian con las estaciones. En invierno, los espacios suelen permanecer cerrados por más tiempo, lo que aumenta la concentración de virus. En verano, el polvo y el uso intensivo del aire acondicionado requieren otras rutinas.
Cómo evitarlo: adaptar la frecuencia y profundidad de limpieza a las condiciones climáticas y a los cambios en el uso del espacio.
4. Descuidar la ventilación
Una buena ventilación es tan importante como la limpieza misma. El aire viciado y la falta de circulación favorecen la proliferación de bacterias, virus y malos olores.
Cómo evitarlo: ventilar los ambientes al menos una vez al día, o utilizar sistemas de ventilación mecánica bien mantenidos.
5. Falta de capacitación del personal
Sin formación adecuada, incluso el mejor producto o equipo pierde efectividad. Limpiar no es solo una tarea operativa: requiere conocimiento, criterio y responsabilidad.
Cómo evitarlo: invertir en capacitación continua para el personal de limpieza, incluyendo el uso de productos, herramientas, normas de seguridad e higiene y protocolos específicos.
6. No realizar limpiezas profundas periódicas
La limpieza superficial es importante, pero no suficiente. Algunas áreas requieren mantenimiento especializado cada cierto tiempo: alfombras, tapizados, techos, conductos de ventilación y zonas de difícil acceso.
Cómo evitarlo: programar limpiezas profundas mensuales o trimestrales, según el uso y tipo de espacio.
7. No tener un plan de limpieza personalizado
Cada oficina es diferente: por su tamaño, cantidad de empleados, tipo de actividad y circulación diaria. Aplicar un esquema genérico puede dejar áreas desatendidas o generar tareas innecesarias.
Cómo evitarlo: hacer un diagnóstico del espacio y diseñar un plan de limpieza adaptado a las necesidades reales de la empresa.
Conclusión
Evitar estos errores comunes es fundamental para mantener una oficina saludable, ordenada y funcional. La clave está en revisar periódicamente los protocolos, capacitar al personal y adaptar la limpieza a las características del espacio.
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